Hola, soy Ricardo, tengo 67 años y mi esposa 37. He asumido con madurez que no siempre puedo complacerla en la intimidad, así que a veces nos tomamos "prestada" la ayuda de ocasionales amantes. En este caso se trata del botones de un hotel donde nos alojamos que con mucho gusto accedió a comérsela... a ella le simpatizo desde que lo vio y no se desilusionó cuando lo tuvo en la cama.